MI FIESTA DE PROMOCIÓN

Publicado en por PERCY ZUTA

Uno de los momentos más importantes de la época de colegio es definitivamente tu fiesta de promoción, algo así como la alfombra roja del estreno de tu vida, un acontecimiento que tiene doble sensación, uno porque te indica la culminación de estudios en tu colegio y lo otro por el gran problema para elegir a la pareja que te acompañará y más si esta persona aceptara acompañarte. El plus adicional era saber que tan majestuoso seria  el evento, pues para eso tenias que ver y calcular tu bolsón económico. Para los entendidos era saber si nos alcanzaría el billete, de la venta de rifas, gallardetes, llaveros, polladas, que se realizaba durante todo el año.

16 de diciembre de 1995, Llegó el evento esperado por todos los alumnos de la promoción “PEDRO PABLO REATEGUI DEL AGUILA”  del victorioso seminario Jesús María. Una semana después de haber culminado casi satisfactoriamente nuestras clases y por supuesto nuestra larga etapa de 11 años en el colegio. El sentirse abultados por esa sensación liberada de culminar POR FIN esos años de esfuerzo y sacrificio, no es más que la expulsión de una tranquilidad que contagia, expresado en: estampar firmas en tu camiseta, romper el uniforme, intercambiar cuadernos, donar nuestros cordones de policía escolar, entre otras cosas que no detallaré (secretos que hasta el día de hoy no se revelan), acciones que no son más que, el desconocimiento pleno de descargar nuestra alegría plena. Pero por otro lado y curiosamente estoy seguro que a más de uno le pasó; es cuando se nos cambia el semblante en el momento que sales por esa puerta de tu colegio vistiendo por última vez ese uniforme (gris en nuestra época), Cuando volteas y miras toda una vida que comienzas a dejar atrás. Es en ese momento que la melancolía invade en cuestión de segundos tú alma corazón y vida.   

Quinto de secundaria es el Título de tus 11 años de estudiante, porque: Ya no volverías a hacer exhibiciones en la hora del recreo, ya no decomisarías algunos alimentos en la entrada, ya no harías chacota en un salón de clases, ya no haríamos las estrategias en cadena para aprobar un examen de matemática o literatura, ya no saldrías los domingos a un desfile representando a tu colegio, ya no sentirías esa adrenalina en un partido de básquet o fulbito  con todos los de tu colegio, ya no te reunirías con los demás colegios para un encuentro estudiantil y lo más importante ya no jugarías al Bush, un juego que solo lo hacías en tu 5to año de secundaria. Curioso juego que por ser prohibido, te animabas a hacerlo con más ganas… menos mal sin consecuencias grabes que lamentar… ¡hasta para eso éramos disciplinados!.

En nuestra promoción, éramos 51 alumnos entre la A y la B. comandados por el numero 21 de la lista, sección B, nuestro brigadier general. Acompañado por el sub brigadier, numero 04 de la lista, sección A.  Usábamos las aulas 9 y 10 respectivamente, donde recibíamos nuestras clases de lunes a viernes en el turno mañana. Yo pertenecí a la sección A, por mi apellido era el número 26 de la lista es decir el último de la fila. En el salón como todo salón hay grupitos o un grupo de mejores amigos, el mío era el 09 de la lista. Un compañero eterno que siempre le tuve admiración por su capacidad e inteligencia. Y si resaltamos características mencionaría algunos de los siguientes números de mi recordado salón:

El futbolista eterno era el 15. El haragán eterno era el 11. El temido del salón era el 16. El arpa sique del salón era 19. El mas ficho del salón era el 22. El pana del salón era el 24. El más lenteja era el 21. El chato del salón era el 14. El que paraba terminando a las chicas era el 02. El tembleque del salón era el 10. El bailarín del salón era el 17. Entre otros.

De nuestros profesores, gratos recuerdos que llevamos en la memoria y también guardados en nuestro disco duro, que como buenos guías nos enseñaron la seriedad con que hay que ver y vivir la vida. Mi fiesta de promoción fue única, una fiesta que entre nostalgia y diversión, nos ponía el titulo de fin a nuestras época de colegio, una época donde cada minuto y cada música escuchada y bailada nos servía para recordar maravillados nuestra etapa de colegio. Una fiesta que también por otro lado nos sirvió para estrechar esa mano de amistad eterna y el adiós supuestamente temporal (nunca más te vuelves a reunir con todos) entre nosotros porque en unas horas comenzaríamos a partir uno por uno a buscar nuestro destino, ese destino que todos teníamos en mente alcanzar.

Mi fiesta de promoción, muestra una imagen y momentos del pasado memorables que me hacen recordar: Una fila de estudiantes acompañado cada uno por su respectiva madrina y caminando a la discoteca “Salonazo”, lugar elegido.  Muestra una imagen mía, dando el agradecimiento y las palabras finales como representante de promoción. Una imagen de mortales bailando en fila cada tema de moda, aferrados a soltarse por más esfuerzo del animador en que se rompa esa frialdad. Una imagen donde solo bebidas alcohólicas eran para los padres y profesores; gaseosas, gomas de mascar y bocaditos nos correspondían a nosotros los agasajados (muy disciplinados).  Y para finalizar una sesión de fotos al más fiel estilo de cada grupo de amigos y familiares esmerados en capturar un segundo de aquella época que al menos ya era a colores.

YO; mientras tanto repetiré lo que dije en aquel momento: Gracias a la vida, a mi colegio a nuestros profesores, a mis padres y a los grandes amigos que encontré en mi formación de estudiante, nuestro reto compañeros es llegar a  ser; mas que buenos profesionales, ser grandes personas. Hoy 20 años después puedo decir que no me equivoqué, porque a pesar que encuentras amigos por montón en toda tu vida, los amigos de colegio son lo mejor que nos ha pasado y que dos décadas después se siguen conservando, admirados y respetados, porque mis compañeros de la mejor época de mi vida hoy por hoy son grandes personas. Para los que no recuerdan el tema musical de inicio de nuestra fiesta, aquí les hago memoria.

Salud Pedritos.

Un aprendiz de 80 años.

MI FIESTA DE PROMOCIÓN
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